La isla del tesoro


Te levantas pronto para ir a Pulau Rubiah, una pequeña isla que hay justo enfrente de donde has pasado la noche. Después de media hora nadando ves una tortuga y te entran ganas de agarrarte a ella para llegar antes a la otra orilla. Una vez allí caminas entre palmeras y otros árboles, con troncos caídos y raíces que cubren casi todo el camino. Sólo se oye el sonido de unos pájaros, de tus pisadas y de algún coco cayendo de vez en cuando. De repente ves algo inusual en el suelo: … Un billete de 20.000 rupias!!

La primera reacción es de fastidio, ya que confirma lo que ya intuías: no eres la primera persona que pisa la isla. Fastidio que enseguida se convierte en una alegría momentánea: “yipii, con eso podemos pagarnos la comida de hoy”.
Pero pronto llega la reflexión definitiva: Con la poca gente que debe pasar por aquí, el dinero lo habrá perdido alguien de la zona y puede que sea su sueldo diario!

Sin todavía saber qué hacer con el billete, llegamos por fin a nuestro destino, el Sea Garden, el fondo marino más bonito que hemos visto hasta el momento, con corales de multicolores y especies de peces nuevas para nosotros.
En toda la isla descubrimos que viven sólo dos parejas, una de ellas con un bebé que nos sonríe al pasar. Nos dan de comer y probablemente se preguntan por qué ese par de extranjeros de piel blanca y gafas de snorkel les han dado la mayor propina que han recibido hasta la fecha.

Para nosotros el hecho de poder pasar el día recorriendo solos Pulau Rubiah y el tesoro que esconden sus fondos marinos (y además poder reponer fuerzas con un arroz frito con huevo) es algo que no tiene precio.

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