Me suena a Chino

Estás en la estación de tren de una ciudad perdida en algún lugar de China. Quieres comprar un billete y tienes la buena suerte de que detrás de la ventanilla hay una mujer que habla 4 idiomas.

Tú te puedes hacer entender en otros cuatro, pero tienes la mala suerte de que son cuatro idiomas que ni siquiera se parecen a los suyos. Tus idiomas los hablan la mitad de la gente que los suyos, y además ella juega en casa, y con ventaja. Tú quieres algo de ella, pero para ella no eres mas que uno de esos aliens blancos de ojos redondeados, que conviene quitarse de encima cuanto antes.

Después de un par de minutos de fuego cruzado de palabras sueltas en ingles y chino, recurres al lapiz y papel, luego a los gestos y luego a la ayuda humanitaria del resto de la gente de la cola, que te gritan educadamente en mandarín que estas en el lugar equivocado. La mujer empieza a impacientarse, el único gesto que entiendes es la negativa con la mano, de que ahí no es.

Tú no te puedes creer que nadie de la cola hable inglés. Ellos, con más razón que tú, no se pueden creer que con lo importante que es China en el mundo, el resto de humanos que viven fuera del país todavía no sepan hacer algo tan sencillo como comprar un billete de tren en Chino.