India!

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Llegamos a Delhi desde Malasia. Es nuestra primera vez en India, y la ciudad nos desborda los cinco sentidos.

Vista: el colorido de los vestidos, tintes, maquillajes, joyas, turbantes. En más de una ocasión nos parece estar presenciando escenas de otra época, donde nosotros somos los únicos elementos de lo que llamamos civilización occidental.

Oido: ruido, mucho ruido, y una música especial.

Gusto: probamos nuevos sabores que nos encantan (panes, yogures, currys, especias que no sabemos distiguir,..).

Olfato: el delicioso olor a comida y especias se ve interrumpido con demasiada frecuencia con malos olores a basura y orín.

Tacto: haciendo colas desordenadas, en el metro, por la calle. La gente se acerca demasiado a nosotros y roza nuestro espacio vital. Aquí el concepto de privacidad es distinto, y todavía no nos hemos acostumbrado. Delhi es una ciudad caótica: gente viviendo en la calle (durmiendo, comiendo, lavándose,… todo), tráfico insoportable (ricksaws, motos, coches, autobuses repletos de gente,…), una actividad frenética y mucho ruido.
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Nunca antes hemos visto una gran ciudad con tantos animales: vacas, monos, elefantes, cabras y ratas paseando a sus anchas por las calles. Conviviendo con niños que piden dinero desesperadamente, que buscan entre las basuras para sobrevivir. Nunca antes hemos visto un sitio con tanta miseria.
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Nos imaginamos India como una joya, y en estos pocos dias no hemos hecho mas que rozar su superficie. Una superficie llena de mugre y polvo, que aún así nos apetece traspasar.

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